jueves, 29 de junio de 2023

CANTOS PARA EL GORRIÓN* ESCRIBE CARLOS GARAY VERAMENDI

Carlos Garay Veramendi Recientemente ha publicado el poemario Cantos para el gorrión, el aedo de la sensibilidad largamente labrada, poeta originario de la Ciudad Colorada, Llamellín, Walter A. Vidal Tarazona. La portada del opúsculo lleva una vista atractiva. Es solo una hebra de la extensa puna de la Ucrania peruana, donde una chocita de techo nuevo fulgura su encanto, sentada monona en la misma cima del mundo andino, junto a pedregales enhiestos que le sirven de guardianes respetables. Su jardín, engalanado con huamanpintas de rosada florecidas. Ahí, junto a las lozanas florcillas, luce su pequeñez garbosa un gorrioncillo, protagonista del poemario que le homenajea, proseando su gargüero exterior color de nube veraniega. Los eruditos sobre el tema lírico que comentamos, dicen: “La obra poética persigue la belleza y causar emoción”. Es verdad cotejada que la poesía tiene siempre el propósito de conmover, emocionar y llevar a la reflexión filosófica al ávido lector, en especial a los muy escasos amantes del lirismo. Más, para alcanzar ese complicado propósito se necesita del empleo puntual y competente del arduo lenguaje poético, a más de precisión y exquisitez, alejado con toda prudencia del lenguaje de desempeño vulgar. La lengua poética hace uso, consciente o inconscientemente, de los procedimientos expresivos, y esos vienen a ser las clásicas técnicas literarias. Son las herramientas tradicionales,se llaman figuras retóricas, y están agrupadas en tres secciones específicas: figuras de pensamiento, figuras de dicción y tropos. Sin embargo, no todos los poetas hacen uso de estas herramientas de modo óptimo. De ahí por ejemplo la apreciación severa, a más de concienzuda, que hace al poeta César Vallejo, el crítico Hollmann Morales, quien dice: “Su obra comenzó a escapar de la cosa inmediata mediante postmodernismo y simbolismo aireando reflexión, intuición y profundidad. Abandonó metáfora, ritmo y palabras bellas, escapó de la lógica y se tornó emotivo, desamparado, angustiado, triste...”. A pesar de esos abandonos los versos del innovador Vallejo genial, versos vallejianos, trabajados con las propias herramientas novedosas, que le permitieron colisionar exitoso con la lógica discursiva y las sacras normas lingüísticas, e incluso le motivaron crear algunas palabras a partir de la aglutinación de otras; son atrapantes placenteramente, universales por su calidad creativa y humana, ante todo conmueven dialécticamente y te llevan fácil a la cogitación. Y sabemos, que a la mera verdad, como sostiene acertado Eloy Jáuregui, periodista, “para la poesía no hay cátedra de literatura ni título a nombre de la nación.” El poeta es poeta sólo por el talento que natura obsequia de muy cuando en cuando a los escogidos, complementado con los propios afanes sudorales y colosales para desarrollar y elevarlo hasta las mismas cumbres de la notoriedad del resplandeciente Huascarán. En este trecho exacto, como una oportuna coadyuvante a la fundamentación, nos viene a la memoria la respuesta de Edison a la pregunta: ¿Qué se necesita para ser sabio? Contestó sabiamente: 1% de talento y el 99% de sudor. El propósito del comentario está alejado de todo análisis sapiente, es sólo una apreciación particular de un simple amante de las lecturas de poesías. Después de la breve reflexión introductoria, en párrafos precedentes, nos proponemos de inmediato, darle una rápida mirada considerativa al poeta Walter Vidal Tarazona, y al poemario, Cantos para el gorrión. El poeta Vidal, economista de profesión, desde la época estudiantil mostró su talento, fina sensibilidad y disposición para el pergeño de versos. Así en un concurso interno, en el glorioso Colegio de la Libertad, Huaraz, obtuvo su primera premiación. Muchísimos años después salen a luz sus poemas en el libro Llamellín en prosa y verso en la tercera parte, con el subtítulo: “Cantos de paz, amor y esperanza”. Posteriormente los independiza esos mismos poemas, con algunos agregados y nuevos pulimentos, al publicar con el mismo título: “Cantos de paz, amor y esperanza”. Néstor Espinoza, poeta prestante, presentador del poemario, a modo de valoración, dice: “...en ciertas circunstancias, el talento poético, aun cuando esté desprovisto de recursos técnicos, se las arregla para dar cuenta de sí. Y la poesía que aflora en tales condiciones no deja de tener su encanto prístino, aunque se halle alejada de toda jardinería, como esas flores silvestres que lucen los campos”. Más adelante remata: “Creo que es el caso de nuestro amigo Walter Vidal,...” Cantos para el gorrión es la reciente publicación del poeta. El opúsculo está estructurado en cinco secciones muy bien remarcadas con cortinas en las que fulguran ilustraciones apropiadas a todo color: El preámbulo, Introito, Pucca Allpa, Gorrión huaracino, Gorrión andino en Lima. Y los gorriones de cada zona con sus particulares melodías identidarias. En el preámbulo, el autor, se confiesa a voz desnudada, cuando dice: “Con este poemario he querido rendirle un merecido homenaje a este siempre erguido pajarito canoro, que aún nos acompaña en la vida”. La apreciación valorativa de estos versos es notoriamente esquiva en el literato Carlos Toledo, maestro universitario. Nos habla prolijo sólo de los ingredientes visibles, y alguna interpretación acuciosa, más no de las finas técnicas de preparación del manjar de dioses, ni su veredicto de conocedor después del saboreo. En su comentario en la contracarátula, expresa: Juega con onomatopeyas, forma muy usual en el mundo andino, para hacer más contundente y expresiva la comunicación. Así, al discurrir la lluvia para precipitarse por los tejados, viene acompañada de sonidos que provocan sensaciones en el silencio, y nos llevan por el camino de la soledad. Los versos de Cantos para el gorrión son líricos, en los que el autor desborda sus sentimientos personales de evocación y denuncia con toda dulcedumbre de la que es capaz su conciencia poética. Maneja a lo largo del poemario el verso libre, con medidas muy diferentes, pero sin descuidar el ritmo. Además son versos simples (con menos de once sílabas). Sus poemas tienen carácter lírico-filosófico. Manifiesta a lo largo del poemario su lacerante desarraigo, y su anhelo irrenunciable del retorno definitivo al hábitat inolvidable. Expresa también su mortificación permanente por la destrucción constante del medio ambiente, los testimonian estos dos versos transidos: A nuestros ríos se están llevando/ y a nuestras lagunas, secando. Y cómo no, el recurrente recuerdo a los inolvidables padres, que supieron encaminar a los hijos por la senda de la honestidad, el trabajo y amor a la querencia nativa; y también a la Julgicha, torcacita de los primeros tanteos del amor juvenil. Al gorrión homenajeado, que pareciera ser su propia alma, le dice con la voz resquebrajada y sólo en confidencia: Hoy mi corazón/ está vaciándose a mares. Al parecer comulga el poeta con Alfred de Musset, quien proclama estridente, que: “La poesía debe ser la traducción inmediata y sincera de las emociones más íntimas, atrapadas en los momentos de crisis, cuando ellas son más que vibrantes”. Es eso lo que hace Walter Vidal, tejiendo íntimas emociones trepidantes con tramas pulcras del lenguaje cotidiano, y sin la mínima petulancia del derroche de labrados, pero manejando puntual la función estética de la palabra por su musicalidad, la función expresiva por liberar emociones contenidas, la referencial por el propósito de enunciar una verdad universal. Él manifiesta con cara triste, por ejemplo, en uno de sus versos: Duele la soledad en su ocaso. La soledad de la vejez, prima hermanísima de la soledumbre de los muertos, del abandono total en la ciudad silente del olvido eterno. Con una dulzura emocionada, acaso memorando a la pichiuchanca de las épocas estudiantiles, su alma gemela desertada, le interpela a voz conmovedora: ¿Dónde estás,/ pichiuchanca huaracina,/ para rematar mi pena? Walter Vidal es un genuino poeta que viene del pueblo y escribe con el bello lenguaje de la sencillez, para el deleite dolido de ese mismo pueblo. Y sospecho con escasa certeza que no escribe para los poetas presuntuosos, mucho menos para los doctos. Sus creaciones poéticas nacen, igual que sus narrativas, como el mismo sostiene en la página de presentación del libro “Palpitar del Ande, relatos y poesías”, además del harto sentimiento: “Con harto Perú, mucha arcilla y rocas de aquellas que bordean los serpenteantes caminos andinos.” _________ * Publicado en Hirka N° 30, Revista Regional de Cultura – Huaraz. EDITORIAL

sábado, 14 de enero de 2023

HOMENAJE A GOYO. ESCRIBE WALTER A. VIDAL. EDITA CARLOS TOLEDO

GREGORIO MARTINEZ, CANTOR DEL PUEBLO

Walter A. Vidal



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miércoles, 11 de enero de 2023

ESCRIBE WALTER A. VIDAL. EDITA CARLOS TOLEDO

 FORTALEZAS Y DEBILIDADES DE MI TIERRA COLORADA


viernes, 6 de enero de 2023

ESCRIBE WALTER A. VIDAL. EDITA CARLOS TOLEDO

tUVO rAAIMONDI UN MEDELO DE DDESARROLLO PARA EL PAIS?
Walter A. Vidal

martes, 6 de diciembre de 2022

FIESTA DEL 8 DE DICIEMBRE. EDITA CARLOS TOLEDO

 FIESTA DE MAMA PULLI

Escribe Walter A. Vidal


sábado, 3 de diciembre de 2022

ASHANINKAS EN DEFENSA DE SU CULTUA. COMPARTE CARLOS TOLEDO

MINISTERIO DE EDUCACION DEROGA LEYES QUE AFECTABAN


domingo, 20 de noviembre de 2022

TESTIMONIO DE CIRCO Y SU CREADOR

 TESTIMO DE CIRCO Y SU CREADOR. TERREMOTO DE HUARAZ

WALTER A. VIDAL